Disturbios en el Estadio Pascual Guerrero obligan a suspender la final entre América y Nacional

En medio de una intensa final entre América de Cali y Atlético Nacional, los disturbios provocados por algunos hinchas del equipo escarlata obligaron a suspender el partido cuando este ya se encontraba en el minuto 85. Varios seguidores del América, incluidos miembros de las barras bravas, intentaron ingresar de manera violenta al campo de juego, lo que generó una situación de caos dentro del estadio.

Foto: El tiempo

A pesar de los esfuerzos de la Policía para evitar que los hinchas llegaran a la gramilla, la situación se intensificó y, por razones de seguridad, el árbitro detuvo el partido. Esta decisión fue tomada en un momento en que América luchaba por remontar el marcador y conseguir su primera Copa, dejando a los jugadores visiblemente afectados por la suspensión.

El comandante de la Policía de Cali, coronel Carlos Oviedo, informó que, durante los enfrentamientos, tres oficiales resultaron heridos, siendo atendidos en un centro médico. Además, se registraron daños materiales, principalmente en la tribuna sur del estadio. Oviedo también lamentó que los compromisos de convivencia asumidos por los líderes de las barras no se cumplieran, lo que contribuyó a la violencia.

El incidente no solo se limitó al interior del estadio, sino que se extendió a las calles cercanas, como la Avenida Roosevelt, donde se vandalizaron vehículos y comercios. También se reportaron enfrentamientos en el norte de Cali.

Foto: El tiempo

La situación fue tan grave que los jugadores de Atlético Nacional debieron abandonar el estadio en vehículos blindados de la Policía. En un video que se hizo viral en redes sociales, se puede ver a los jugadores transportándose en tanquetas, mientras en el fondo se escuchan los disturbios.

Ante estos hechos, el alcalde de Cali, Alejandro Eder, ofreció una recompensa de hasta $30 millones por información que permita identificar a los responsables de los desmanes. Además, instó a la Comisión de Fútbol a aplicar sanciones severas a las barras involucradas, reiterando que el fútbol debe ser un espacio de convivencia y no de violencia.

“Lo sucedido en el Pascual Guerrero nos deja una lección dolorosa: el fútbol, un deporte que debe unirnos, ha sido nuevamente secuestrado por la violencia. En un momento tan crucial como una final, cuando los jugadores están luchando por la gloria y los hinchas por un sueño, una minoría de fanáticos empañó todo el esfuerzo de miles que ven en el fútbol una fiesta de unidad. Este tipo de incidentes nos hace preguntarnos: ¿dónde está el respeto por el deporte? ¿Dónde queda la esencia del fútbol, que debería ser una celebración de la competencia, el esfuerzo y la pasión sana? Las barras bravas, en lugar de ser un pilar de apoyo para su equipo, se están convirtiendo en un obstáculo para el desarrollo positivo del deporte en Colombia. Necesitamos, como sociedad, reflexionar sobre la violencia que estamos tolerando en los estadios y exigir que el fútbol sea un espacio de respeto, convivencia y alegría para todos.”

Camilo Chará